AL OTRO LADO DEL CERCO... EL San Gabriel... Otra ves...
El día amaneció mas que perfecto para nuestra aventura, el destino era el Frustrante Cerro San Gabriel, la idea era fija, llegar a su cumbre, para ello habían varias situaciones que salvar; la primera era pasar el cerco, esta ves, nos salieron a recibir la familia que cuida un terreno adyacente al cerro, con mucha amabilidad, que ha veces descoloca a unos santiaguinos acostumbrados a la des-gentileza, como nosotros, aceptamos encantados su ofrecimiento, dejamos el auto del Jhon, estacionado al interior del terreno, bajo un frondoso árbol, repartimos los componente de la carpa que cariñosamente Malba proporciono, (así como vamos va a terminar siendo la carpa oficial de los Malbinos, gracias Malba, si no fuera por ti tendríamos... que llevar las nuestras... Grande Malba).
Terminado el rito de ajustes de mochila y reparto de carga, emprendimos la marcha, saltamos una acequia de riego, un alambrado arremangado y tras moverse entre árboles bajos, llegamos al camino o sendero ancho que nos llevaría por la primera parte del ascenso.
Sendero del dolor, lo llamo, Jhon, tomo la delantera, Malba y yo nos mantuvimos juntos en la retaguardia, el sol picaba como condenado por suerte mientras más ascendíamos más fresco era el aire, ¿que transpiramos como caballo de feria?... transpiramos... pero es parte de la aventura. Mientras caminábamos, íbamos acentuando y calibrando nuestro esfuerzo, Jhon Cumbre Monroy. Mas adelante apodado “ El discipulo de Carrasco” se mantenia firme en la delantera. Para bien de todos, la primera parte del camino o hasta el fin del camino, fue rápida, transpirada, pero segura, en este punto la decisión era si seguir derecho por una empinada y amplia canaleta o virar a la izquierda y subir por una ladera con mediano declive pero igual de trabajosa, donde se veía claro un sendero zigzagueante, tras un corto debate (algo así como un cara o sello), seguimos derecho, buscando camino a través de una canaleta de agua seca, empedrada, comenzamos a zigzaguear, tratando de minimizar al máximo la fatiga, el cansancio nos picaneaba, así como un par de cóndores nos rondaban desde lo alto, grandes, majestuosos, planeaban en circulo como buscando vientos ascendentes, de pronto viro su cabeza hacia nosotros y descendió, como queriendo saber que diablos hacían tres “giles”, subiendo su montaña, luego remonto el cielo y siguió tranquilo Tras admirar este espectáculo aéreo, seguimos en lo nuestro, un cerco que saltar o pasar por debajo o entremedio, Jhon, (el discípulo de Carrasco) haciendo alarde de su masculinidad lo salto (¿A quien diablos quería impresionar?) (Yo no pude soy muy chico) así que lo pasamos con Malba por entremedio, ese fue quizás el primer descanso largo, un poco de agua, algo de pelambre, extrañando a nuestros compañeros montañeros que por un motivo u otro no pudieron acompañarnos, luego de esta profunda meditación continuamos el ascenso, seguimos en la senda buscando un sendero que no existía, (yo habría subido por el de la izquierda... pero mayoría manda ñañañañaña...) de pronto sin darnos cuenta iba uno por la izquierda otro al centro, otro por la derecha, siempre Jhon “cumbre” ganando por Nariz (nos es ninguna alusión amigo mío, pero la literatura es así), nuestro segundo descanso largo fue un roquerio que albergaba una fresca sombra, allí nos tiram... nos sentamos, para un tentempié, ya casi era mediodía, como siempre entramos en conversación profunda y espiritual, (TV, la granja, la mina, él mino, el programa de los infieles, los casados mucha tele flaite etc etc), agüita, juguito, algo pal’ buche, admirar lo subido y seguimos camino, al mirar hacia arriba, este era cada vez mas empinado, como un seudo acarreo, ... bueno algo parecido... a unos doscientos metros se veía un camino que la ves anterior nuestro Guru de la Montaña nos había indicado, este atraviesa el cerro de oeste a este... ¿o al revés? Bueno, la idea era llegar a ese camino, pedregoso y con los primeros atisbos de nieve, lo logramos pero después de una afanosa transpirada y meretriz escalada. (puchas que fue dura la cuestión).
Ajustamos mochilas y seguimos en la senda, mientras conversábamos de lo humano y lo divino, al poco andar y al virar una curva, nos encontramos con un cerco, en donde había un letrero blanco, que decía Explosivos, (puro cuco), este cerco nos indicaba que faltaba poco para llegar a punto en donde anteriormente abortamos el ascenso, pasamos el cerco, el camino estaba libre de nieve, a nuestra derecha se veía parte del rocoso San Gabriel, burlesco, imponente, casi infranqueable, pero nada es imposible, esa roca debía ser conquistada ¿Por qué otros si ... y nosotros no?. Personalmente me sentía cansado, pero anímicamente, estaba presto a seguir hasta donde pudiera, y tal vez mas allá.
A los pocos minutos, llegamos al punto cero de nuestra excursión anterior, hasta allí el camino estaba echo dos veces, ese era nuestro real comienzo, frente a nosotros, el gran San Lorenzo, a nuestra derecha seguía el pétreo San Gabriel, de allí seria, varias horas, el camino que seguía, era un amplio manto blanco, Malba y yo, nos pusimos las polainas, Jhon, preparo su cubre pantalón, ya que sus zapatos sufrirían el peor castigo (la abuelita lo habría charcheteado si hubiera visto como quedaron sus zapatos recién lavados), pero allí estábamos y como siempre digo “apretujen rajen” y partimos, los primeros metros la nieve era hasta los tobillos, luego avanzado un gran trecho, hasta la pantorrilla, con malba íbamos haciendo relevos, ya que ella y yo teníamos polainas y Jhon no, una hora y media después, las fuerzas me abandonan, malba y Jhon pasan adelante, yo los sigo como puedo, las piernas me duelen, algo pasa, era cansancio, me llevaban bastante ventaja, trataba de respirar calmado, pero mis fuerzas era disminuidas por la angustia de no saber la causa de ese repentino agotamiento, caminaba tres pasos y me detenía, bajaba la vista, para no sentir mareo, ¿la altura? No podía ser, recién según mis cálculos estábamos a 2500 o 2700msnm, levante la cabeza, y vi a Malba con el pie atorado en la nieve, Jhon estaba muy adelantado, me anime respiré profundo y me apure a ayudarla, tras excavar un poco,. logro safarse, me sentia agotado, en ese momento Malba me dice que Jhon, encontró un refugio de piedra, ya eran como las cinco y media de la tarde, continuamos subiendo con Malba, Jhon estaba parado sobre lo que era el techo del refugio, este era de piedra y se hallaba sepultado hasta la mitad en la nieve, hicimos reunión, consideramos la hora, se veía claro lo que faltaba para llegar al San Gabriel, y nos dimos cuenta que por la cantidad de nieve, el objetivo que nos había llevado a ese lugar se volvía a frustrar, miramos hacia el norte y frente a nosotros había otra cumbre, muy cerca pero de subida muy empinada, ese seria nuestro objetivo para el día siguiente, solo quedaba una a una hora y media de luz, así que mientras Jhon y yo aplanábamos la nieve para la carpa, Malba preparaba 1ra y única comida fuerte del día, una nutritiva y salvadora “sopita” para luego unos tallarines de tres minutos con atún, pan con queso, te, café y una que otra golosina y juguito. Mientras comíamos vimos a un par de cóndores dirigirse hacia el San Gabriel a sus nidos, tal vez eran los mismos que hacia algunas horas nos sobrevolaron mientras subíamos, caía la tarde y la montaña cambiaba de color, la luz del sol pintaba las cumbres de naranja el aire era mas fresco, la temperatura comenzaba a bajar. Era un momento de bonanza y de meditar lo hecho en el día. Pero otra preocupación nos saco de ese “lapsus” lamentablemente Jhon, estaba en otra, preocupado, porque tenia los zapatos empapados, para eso no había mucha solución, solo tratar de secarlos con papel que no teníamos, así que opto por esperar y usar mas calcetines. El interior del refugio, estaba inundado con nieve, pero había unos palos arrinconados, con eso hicimos una pequeña fogata y secamos algo los zapatos, que con tanto cariño la abuelita había lavado (que tierna), el fuego duro poco, Ya comidos y descansados, comenzamos a prepararnos para dormir, hora: 8:30, la temperatura era como de 5 grados, asignamos los lugares dentro de la carpa, y uno a uno se fue acostando, por supuesto las damas primero, luego este servidor y al final Jhon, que después de una hora de darse vuelta dentro de la carpa, que si se ponía polar o no, que el saco era muy delgado, que iba a pasar frió, que etc etc etc, se acostó, (ni los cabros chicos lesean tanto antes de dormirse). Al fin a descansar, la conversa siguió con luz apagada, afuera ya se sentía el soplar del viento, la temperatura era baja, no podría calcular cuanto, pero sabíamos que bajaría mas, Malba y Jhon colocaron el despertador en sus celulares a las Seis, para subir la cumbre antes señalada, mientras hablábamos, uno a uno se fue durmiendo, mientras afuera el viento aumentaba en intensidad, la noche fue lenta, por mi parte dormí poco, ansiaba que amaneciera, dormite, cuando sonaron los dos celulares, aun era de noche, estaba oscuro, ese fue mi comentario, el que fue suficiente para desanimar la levantada (lo siento amigos, la próxima me levanto y les hago el desayuno palabra de montañero) al final nos levantamos como a las siete, desayunos, fundir nieve, Jhon para levantarse es igual de inquieto como para acostarse, pero nadie es perfecto, hacia frió el sol comenzó a alumbrar cariñosamente los grandes picachos, Jhon, preparo sus maltraídos “tatos”, mientras Malba y yo, preparábamos nuestras mochilas cumbreras, agua, golosinas galletas, y juguito en mi fiel cantimplora, la nieve estaba dura, así que tome la delantera y comencé a subir por el filo que llevaba directamente a nuestro objetivo, preparándome para hacer uso de mi piolet, del cual me alegro haberlo llevado, avancé cuanto mas pude por nieve medianamente blanda, Jhon y Malba me siguieron algunos minutos después, yo rogaba porque mis piernas no me fallaran en ese momento, a poco andar, la nieve ya era hielo, así que hice un esfuerzo por recordar todo lo aprendido con nuestro maestro Sandoval, y comencé a tallar escalones para mis compañeros, al mismo tiempo que avanzábamos en zigzag, la pendiente, era pronunciada, trabajosa, en ciertos momentos, frustrante, de pronto el agotamiento del día anterior volvió a malograrme, Malba detrás de mí me daba animo, paso a paso subimos ese pronunciado declive, hasta un sector mas amplio en donde nos abrimos hacia la derecha de la cumbre, y rodeamos una loma, que al pasar y dar la vuelta nos mostró el paisaje mas bello del día, pequeños picachos, y sinuosos lomajes que por un lado llevaban al San Lorenzo y por otro al San Gabriel, todo cubierto de un grueso manto de nieve, que hacia un hermoso contraste con el cielo azul y el sol enseñoriado con todo el cordón montañoso, ver y estar en es lugar valen todo el esfuerzo el cansancio, el poco sueño, y cualquier incomodidad sufrida, no era el Everest ni el Aconcagua, pero igual me sentí un verdadero montañero. ¿porque subimos la montaña? ... porque esta hay, porque siendo o no creyente, hay algo de divinidad que nos atrae, la paz, el murmullo o el bramido del viento nocturno, el aire gelido y puro, la nieve blanca y fresca, los picachos majestuosos, también esos Cóndores que pululan como Ángeles negros por las cumbres, ...eso nos enamora de la montaña.
Fue un gran descanso, seguimos subiendo a lo que creíamos era nuestro cumbre elegida, pero al virar y seguir nos pasamos y llegamos a un filo mas alto por detrás de la cima elegida, hasta allí llegamos, fotos agua, aprovechamos de bañarnos con nieve en la cumbre, y así refrescarnos del calor que extrañamente no derretía la nieve, emprendimos el regreso al campamento, satisfechos de lo logrado, pero frustrados de lo no alcanzado, Jhon dejo salir el niño que llevamos dentro y decidió que era mas rápido bajar deslizándose por la nieve, lo seguí, Malba, temerosa también decidió jugar, y se lanzo cuesta abajo, nos faltaron los plásticos habría sido mas entretenido, igual nos divertimos en grande.
Bueno nada es para siempre, había llegado la hora de volver. Comenzamos a ordenar nuestras mochilas, mientras Malba desarmaba la carpa, y Jhon, hacia lo imposible por secarse los pies, me toco fundir nieve para tener agua para la vuelta, después, Malba nos deleitaría con otros nutritivos y deliciosos tallarines con atún, dos manzanas, nos arreglaron el menú, ya eran las tres cuando comenzamos a bajar, la bajada me fue menos traumática que la subida, pero ese malestar seguía molestándome, me faltaba potencia en las piernas, me sentía cansado, pero contento, Jhon, estaba muy entusiasmado por seguir deslizándose en la nieve mientras descendíamos, y así lo hizo, al llegar al sendero en el punto cero, dejamos atrás los mantos de nieve, y comenzamos a caminar por tierra y barro producto del deshielo, al llegar al cerco. Nos esperaba otra decisión, seguir derecho por el camino andado en la visita anterior o hacia el oeste siguiendo el camino y bajar por donde yo quería subir, la decisión fue la segunda, por lo menos eso creía yo, el camino hacia un giro hacia el oeste por detrás de la quebrada que habíamos subido, y hacia abajo se veía una cuesta sembrada de árboles y arbustos,... no, no bajaríamos por un sendero tranquilo, y he aquí que Jhon “cumbre” pasa a llamarse “Jhon Discípulo de Carrasco”, porque al mas puro estilo de Miguel carrasco nos lanzamos a campo traviesa hacia lo que creíamos era un empalme con el sendero inicial que habíamos recorrido cuesta arriba el día anterior, el suelo era blando, al principio, pocos arbustos y árboles pero mientras mas bajábamos, mas se espesaba el bosque, Jhon tomo bastante ventaja, yo seguía tras el, Malva me secundaba, porrazo uno, me sentía enojado, un cansancio de rabia me inundo, seguimos bajando, Jhon se perdió de vista, Malba seguía tras de mi; Alcanzamos al “discípulo de Carrasco”, que también mostraba sus porrazos de guerra, nos esperaba con agüita mineral, yo estaba molesto, pero luego pensé “es parte de la aventura” y seguimos bajando, perdimos rumbo “hacia la izquierda decía Jhon” mientras caminaba mas a la derecha, sin darnos cuenta cambiamos el rumbo y nos internamos en una maraña de ramas, arbustos, árboles caídos, troncos secos siempre tratando de seguir hacia la izquierda. Un cerco nos detuvo, y mas allá el bendito camino que buscábamos, era una buena señal, la ansiedad me apuro en encontrar la vía que nos sacara de esa seudo selva, pasamos el cerco, bajamos la quebrada y volví a caer, preso de una estúpida ansiedad, aun me duele la mano, por suerte, el piolet callo con la pica hacia el suelo, lo llevaba en esa posición. Al fin el camino, ya solo eran minutos y estaríamos en el auto de Jhon, una vez abajo ordenamos nuestras mochilas, y juntamos dinero para de alguna forma agradecer la buena voluntad de la gente que no permitió estacionar en su terreno, lo demás es relajarse y volver a casa... Gracias a Dios.
En esta ocasión, mas que todo lo relatado, hubo mas contemplación, aplicamos casi todos nuestros conocimientos, Piolet, técnica de marcha, campamento seguro, y una gran contemplación de lo que nos rodeaba, lamentamos que no todos pudieron ir, espero poder haberles mostrado nuestra aventura con estas palabras.
Y como dijo Mc Artur ... San Gabriel VOLVERE